Chamberí es frescura, tradición y efervescencia. Tiene los edificios más auténticos de la ciudad, y abraza desde el bar más castizo al café más puntero. Chamberí, es moda, es diversión, es Madrid en su esencia más pura. Y, para la diseñadora Alejandra Oria, también es su origen. «He nacido y crecido en este barrio, donde ahora tengo el atelier de novias, y con esta campaña quiero rendirle un homenaje», explica.

Su tercera colección es un punto de inflexión en su intensa trayectoria: tras tres años dando las puntadas precisas, hoy, por fin, asienta sus raíces en el sector nupcial y se despoja de ataduras previas para crear en plena libertad.

Compuesta por nueve looks diferentes, esta colección es la más atrevida de la marca hasta la fecha; la más arriesgada en sus siluetas, tejidos y colores; la más rompedora, también, en imagen: porque, en definitiva, se siente como en casa. Un espacio de confianza en su propuesta que le permite llevar sus creaciones al siguiente nivel. Destacan los detalles de lazos negros y textura 3D de un vestido que deja los hombros al aire; el tweed de un top estructurado con detalles joya; las inesperadas aberturas de un vestido de satén de seda que juega con la luz o el rompedor rosa de un vestido largo con capelina desmontable dispuesto a atender la necesidad principal de las mujeres que acuden a su estudio: no ser una novia como las demás.

Las calles del madrileño barrio de Chamberí sirven de telón de fondo para las imágenes de la colección más divertida de la firma, así como los comercios locales por los que la diseñadora pasa a diario, dejándose inspirar por su gente y sus costumbres. «Esta vez he podido crear desde la sensación de libertad más absoluta. Diría, incluso, que la he diseñado por disfrute propio».

Chamberí es frescura, tradición y efervescencia. Tiene los edificios más auténticos de la ciudad, y abraza desde el bar más castizo al café más puntero. Chamberí, es moda, es diversión, es Madrid en su esencia más pura. Y, para la diseñadora Alejandra Oria, también es su origen. «He nacido y crecido en este barrio, donde ahora tengo el atelier de novias, y con esta campaña quiero rendirle un homenaje», explica.

Su tercera colección es un punto de inflexión en su intensa trayectoria: tras tres años dando las puntadas precisas, hoy, por fin, asienta sus raíces en el sector nupcial y se despoja de ataduras previas para crear en plena libertad.

Compuesta por nueve looks diferentes, esta colección es la más atrevida de la marca hasta la fecha; la más arriesgada en sus siluetas, tejidos y colores; la más rompedora, también, en imagen: porque, en definitiva, se siente como en casa. Un espacio de confianza en su propuesta que le permite llevar sus creaciones al siguiente nivel. Destacan los detalles de lazos negros y textura 3D de un vestido que deja los hombros al aire; el tweed de un top estructurado con detalles joya; las inesperadas aberturas de un vestido de satén de seda que juega con la luz o el rompedor rosa de un vestido largo con capelina desmontable dispuesto a atender la necesidad principal de las mujeres que acuden a su estudio: no ser una novia como las demás.

Las calles del madrileño barrio de Chamberí sirven de telón de fondo para las imágenes de la colección más divertida de la firma, así como los comercios locales por los que la diseñadora pasa a diario, dejándose inspirar por su gente y sus costumbres. «Esta vez he podido crear desde la sensación de libertad más absoluta. Diría, incluso, que la he diseñado por disfrute propio».

Una imagen más diferenciadora y atrevida que nunca, pero siempre manteniendo la máxima calidad en cada vestido.

Fotografía: Jor Martinez (@jor.martinez_ ) 
Maquillaje y peluquería: Almudena Garbel (@almudenagarbel)
Modelos: Aisha Bauza (@aishabauza) y Crisgery Stalman (@criis.stal_) – Blow Models
Estilismo: Blanca Marijuan (@blancabemet)